jueves, 31 de julio de 2014

.:: Caer en la trampa ::.

Tras el impulso, las ganas, las ideas, la sensación de superhéroe y todo el abanico de posibilidades a nuestro favor, con el trabajo intenso y constante, llega un día en que caes en la trampa... Y miras los pasos que te quedan por dar desde la perspectiva de la cuesta arriba y no desde la perspectiva del plan de acción.

Esa trampa, en la que todos muchos emprendedores caemos, nos hace quedarnos colgados y pegajosos, con la sensación de haber engordado (no, por dios!!) 30 kilos y que toooodo paso nos cueste muchísimo. Entonces nos enredamos intentando resolver enredos que van derivando de esta trampa y nos hace quedarnos durante más tiempo en esa red de desdichas.

Saber que es una trampa de nuestro ego, de nuestro miedo, suele ayudar a que la trampa cada día nos sea menos atrayente y pase más desapercibida...

Sé que estos momentos pegajosos son oportunidades MUY BUENAS para reafirmarme en mis decisiones y dirección y para modificar o contornear las acciones/estrategias que no me hagan sentir bien. Son momentos de balance en el que la euforia baja un poco pero que finalmente se equilibra.

La ilusión y las ganas de que el sueño continúe y se haga realidad, de que la sensación de estar plena, llena y completa permanezcan, el sentimiento de estar donde quiero estar... Pero alguien hace poco me dijo... si en algún momento lo ves difícil, ten muy claro que no será ni porque no sepas ni porque no puedas; simplemente será porque desgraciadamente las cosas a veces no son fáciles.

Estas pegajosidades hacen estar más pegadito y con los pies más en la tierra, para tener más seguridad y dar pasos más seguros, porque cada día se sabe más de lo que se habla.

Mientras encuentro la salida del laberinto, disfrutaré del paisaje mientras canto desgañitada y desafinada por estos parajes inciertos.

¡Feliz paseo en bici!


lunes, 19 de mayo de 2014

Cuestión de perspectiva

Por momentos creo que mi inconsciente está blindado... y por momentos sé que quien la llave la tengo yo #microcuento

sábado, 3 de mayo de 2014

:: Igual de absurdo ::

Hoy no voy a fingir normalidad sabiendo que mis ojos llevan días diciendo la verdad.

Hoy no voy a forzar una alegría sostenida que se me va desmoronando a medida que van pasando las horas.

Hoy no voy a seguir mostrando que todo esta bien, que di los pasos que necesitaba dar, que todo está cerrado y en paz. Hoy no.

No me voy a presionar, hoy no. No voy a sobre esforzarme por una realidad que no llega por el simple hecho de estar buscando donde no es, o donde no debo.

Nada va a llegar que no tenga que llegar, hoy no. Todo está en el orden en el que debe estar, las acciones están equilibradas... de forma proporcional a sus actores.

Hoy intento aceptar, intento abrirme a la estructura de mi mente para abrirla desde dentro y poder aprender a mirar el universo de posibilidades que me harían la vida más sencilla, el universo de posibilidades que me acercaría a la vida que la otra parte de mi mente se atreve a diseñar... y a cuya parte le pesan las horas, los meses y los años que siente que pasan sin encontrarLE.

Y como una adolescente, te pienso, te siento, te amo, pero no te veo. 
Me veo resonando con imágenes de adolescente con el corazón roto. Tal vez todo esto simplemente sea la crisis de los 30 y que se me vaya pasando con la edad... o con una moto.

Hoy vuelvo a pensar que si no te encuentro pronto, moriré de pena. Hoy vuelvo a sentirme incompleta. Hoy ya no sé si vendrás, hoy ya no sé si lo estoy haciendo bien para que podamos estar juntos. Hoy ya no sé dónde buscar, hoy ya no quiero seguir mirando más. Hoy mis ojos muestran la tristeza de no verte, el vacío de no haberte mirado a los ojos aún, y la tristeza de que aún no me hayas visto ni yo a ti.

Y sin embargo... sé que te espero como un milagro o algo así, pero que en el fondo de mí no tengo la seguridad de que vendrás y por tanto me medio cierro para que la caída sea menos dura.

No sé por qué se sigue haciendo el tonto si en el fondo ya nos hemos visto. Yo le veo cada vez que le pienso y estoy segura de que le pasa lo mismo.

Sabéis lo que también me pasa? que creo que tengo que hacer muchas cosas y trabajar mucho para que él pueda llegar, para que él pueda quererme. En cambio yo (creo) que le exijo menos... o quizás en el fondo no, quizás en el fondo espero a don perfecto y por eso tampoco mi él real se atreve a aparecer. Tal vez seamos iguales y los dos nos ocultemos del otro por miedo al rechazo, por miedo a no cumplir las expectativas y perder nuestra oportunidad... tal vez...

Y tal vez si cambio mi perspectiva y creo que él siente la misma inseguridad que yo, me guste un poco menos por miedo a mi propia inestabilidad.

Pero tal vez, si él se mirara con los ojos de mi Alma, se quitaría las dudas sin necesidad de adentrarse mucho. Tal vez, si supiera lo que mi Alma le anhelaba, eso le daría fuerzas para mirarse de una forma menos dura y más real.

Es igual de absurdo que alguien al que yo veo como el hombre más guapo de la tierra, no se considere así. Igual que es absurdo que yo no me considere suficiente, cuando para otro soy todo y más de lo que jamás podría imaginarse.

PERO, me es dificilísimo verlo así... mi parte no tiene tanto de absurdo. Tal vez la absurda sea yo. Aunque al escribir esto es como si le escuchara diciendo " que no, joder!! deja de alejarte"... que es exactamente lo que yo le diría si supiera que dice algo así. En fin, creo que ese es el aprendizaje... Ponerme en su lugar y así ayudarnos a los dos.


PD: perdón por lo cursi.

miércoles, 30 de abril de 2014

:: Part VII: epílogo - Historia de esta historia ::


La historia de las canciones bonitas

Es mucha responsabilidad acabar esto, darle un final, cerrarlo.

Hay muchas microhistorias dentro de estas que se han quedado sin contar, muchos detalles, muchos sentimientos... pero a veces no es necesario explicar intensidades traducidas en anécdotas.


Quise escribir esto para liberarlo, para liberarme, reescribir el final y quedarme en paz interna con ello.



Ahora hace apróximadamente un año que no tenemos contacto activo. Las cosas evidentemente han cambiado para ambos, yo siento todo más frío, con mucha menos intensidad, pero sigue habiendo una pequeña (PEQUEÑA) parte de mí, y sobretodo de mi inconsciente, enganchada a esa sensación, a esa plenitud que sentía al compartir con él cualquier cosa.


No era nuestra forma de ser lo que nos unía, de hecho muchas veces hasta nos ha separado. No son todas las cosas en común que tenemos ni nuestra forma de entender la vida. Es el lazo transparente que sabemos que nos une el uno al otro y que, como es algo irrepetible y privilegiado, hace que solo los dos sepamos lo que se siente, sepamos lo que siente el otro en cada momento, sepamos a que huele el aire que respira y que canción es la que más ha escuchado esa semana (con nuestros pequeños márgenes de error, claro). 

Esa magia fue perdiendo intensidad y acierto, fue yéndose pero dejando un pequeño rastro, que es lo que quería que desapareciese.

Creo que es la parte que a veces duda de si fue real. La parte que busca en Google test de adicción emocional  para ver si es alguna enfermedad y que encima se da cuenta de que todos los test salen negativo porque lo que vivieron era otra cosa... Entonces, ¿qué fue aquello? ¿Qué es ese rastro que aún permanece recurrentemente?

Siempre he pensado que ese enganche es porque mi mente no ha registrado que ha terminado, porque nunca se dejó morir del todo y siempre se interrumpió quedando vínculos importantes.

Este es el final que le voy a dar y que me permito vivir en mi historia:


Pasaron los meses y como siempre, hubo de todo... pensamientos recurrentes, mono de información y contacto, ganas de olvidarlo, buscar pastillas que curasen esta enfermedad.

Mantuve el tipo bastante bien, volviendo a fingir normalidad ante los demás pero sabiendo que el lazo seguía tirando de mí. Y siguiendo viéndome literalmente con él durante los sueños.

Pero cuando menos lo esperaba, otra excusa nos hizo encontrarnos. Fue otra casualidad organizada, esta vez con mayor conciencia de ello.

Un día, harta de esta situación y no resolución interna me decidí a escribirle y ser sincera conmigo misma y con él, en un enésimo intento de cerrar esto con paz. No sé cómo lo logramos pero conseguimos vernos y pasar un par de días juntos. Hablamos, nos quitamos las ganas de todo lo que habíamos echado de menos, pensamos mil hipótesis y planes de acción para que esa historia pudiera tener una oportunidad, aunque sea a largo plazo. Como en otras ocasiones, no se nos ocurría nada que no hubiéramos hecho anteriormente.

Compatimos canciones, besos, miradas... y ya a penas quedaba nada. Estaba todo lleno de otras cosas y vacío de lo que buscábamos. Echábamos de menos nuestras sensaciones del pasado pero ya no estaban tan vivas, solo estaba el ansía porque volvieran.


Nos seguía costando el mínimo esfuerzo pasar de 0 a 100 el uno con el otro, en lo bueno y en lo malo. Juntos todo se magnificaba y es lo que nos daba la fuerza, despertaba nuestra adrenalina para seguir adelante con todo aquello sin pensar demasiado.

Aún así, no queríamos seguir siendo presos de ese pequeño resquicio de amor, así que apostamos y nos lanzamos cual kamikaces. Él le explicó la situación a su pareja y ella le dijo que se tomara tiempo para poner este asunto en orden, que resolviera sus dudas. Ella tampoco podía vivir con mi fantasma rondando por la cabeza de ambos y le dejó ir. Le dijo que se fuera conmigo y resolviera sus dudas, fuera sincero consigo mismo y fuera feliz... y que si volvía, que fuera al 100% y para siempre, de verdad. 

Así que ambos libres de nuevo, nos integramos los dos en la vida del otro, esta vez de verdad con todas las guerras familiares que aquello suponía para ambos, pero era nuestra verdad y teníamos que asumirla por fin y resolver todo aquello. 

Nos acompañamos en ese durísimo trámite y nos fuimos dando cuenta de que todo estaba tan sucio que era difícil hasta caminar. Fueron 2 meses intensos, de mucho lío interno y externo, mucha culpabilidad y dolor por parte de ambos... veíamos como nuestros mundos se caían SÓlO por esto y era muy duro ser los protagonistas... Era impresionante como una relación entre dos personas podía ser tan destructiva para todo el entorno. El efecto dominó era tal que casi pensábamos que acabaríamos con los dinosaurios de nuevo.

Yo me negaba a que aquello estuviera pasando. ¿por qué? No entendía porqué aquello era tan destructivo y doloroso para todos, fue una sensación de falta de libertad tremenda. Se repitieron escenas y sentimientos de mucho tiempo atrás cuando lo intentamos y todos los fantasmas volvieron con más fuerza.


Después de los tormentos, el entorno se calmó y nosotros también. Las cosas se iban ordenando, todo volvía a estar estable y todos parecían aceptar nuestro proyecto de vida. Nosotros seguíamos disfrutando el uno del otro, sintiendo el mismo cariño y teniendo el mismo vínculo pero llegaban muchos momentos en los que yo me sentía obligada a aquella situación. Era como si ahora que habíamos apostado todo y tirado nuestras vidas por la ventana, estuviéramos obligados a estar juntos para siempre. Aunque en parte esa era la idea voluntariamente, los días pasaban e iban pesando. Empecé a soñar con otro hombre, alguien que ya había visto en otros sueños o ensoñaciones, volvía a pensar en el hombre con el que me había visto muchas veces en el futuro hipotético. Eso me generaba dudas... Y si estaba perdiendo el tiempo de estar con esa persona... 

ÉL echaba de menos a su ex, pero le compensaba nuestra apuesta y no lo pensaba demasiado, pero yo por el contrario si pensaba en esa vida que sí quería tener, que sí quería vivir y que no era con él.


Mientras todo se asentaba disfrutamos infinitos planes como si el mundo fuese a acabar al día siguiente, como siempre lo habíamos vivido... con prisa e intensidad. Conseguimos estar totalmente integrados y en orden con nuestras vidas, todo parecía ser como siempre debió ser. 

Yo sonreía, pero mis ojos no. Vivíamos juntos en su casa y la convivencia también era divertida y fluída. El sexo para nosotros nunca fue un problema, así que supimos valorar lo que estuvimos años sin disfrutar con esa intensidad y realidad cósmica.

Tardamos muy poco en acostumbrarnos el uno al otro. No era una rutina, pero sí una aceptación de que nuestras vidas serían así, se quedarían así. 

Una noche cualquiera en nuestra casa, le miré a los ojos y sabía que se había terminado. Ya no le miraba igual, la admiración y la magia habían desaparecido. Sabía que Él estaba apostando todo por mí y que no cambiaría nunca sus cartas por cualquier otra opción que la vida le pusiera delante, aunque había una sombra de tristeza y añoranza en su mirada que mostraban sus pequeñas dudas por la vida que había dejado atrás.


Al descubrir que mis sentimientos habían cambiado no supe muy bien qué hacer ni cómo gestionarlo. Después de todo, al final nuestra historia solo hubiera durado 5 minutos más de lo que hubiera durado si la hubiéramos terminado en su momento? Era muy fuerte asumir eso así que dejé pasar un poco el tiempo y dejé que se asentasen las cosas.

No puedo decir que no fuéramos felices, pero creo que los dos sabíamos que aquello no estaba escrito, que estábamos forzando algo que nos hacía felices pero de forma estanca, sin vida.

En una de mis visitas a Madrid, coincidí con alguien, conocí a alguien con quien el aire olía y se movía diferente. Conocí a alguien que hacía que el tiempo se parase entre risas eternas y taquicardias de pureza. Se trataba de aquel hombre con el que yo a veces soñaba o en el que pensaba. Ahí estaba... había llegado a mi vida.


Todo aquello llenó mi cuerpo de vida renovada, de oportunidades, de alegría, riqueza, amor... llenó mi cuerpo y mi vida de todo, PERO yo ya estaba con quien siempre había querido estar... no?

Volví a casa confusa pero feliz. Temía terminar la relación con él y que no supiéramos gestionar la ruptura, pero lo decidí, le dejé.

Jamás pensé que hubiera nada más fuerte que lo que ya había vivido, pero mi nuevo ÉL encajó en mi corazón desde la primera mirada, sin esfuerzo, sin sacrificio, simplemente nuestras naturalezas se habían creado para estar juntos.

Lo que siempre se nos dio mejor y peor era hablar de cosas serias, así que puses las cartas encima de la mesa y le conté cómo me sentía. Le agradecí, le besé, le amé, le expliqué, hice todo lo que ambos necesitábamos para asumir lo que nos estaba pasando. Me dolía muchísimo irme, dejarle, dejar pasar lo que pensaba que me daba la felicidad... pero ahora tenía un lazo que tiraba de mí más fuertemente y de forma natural... Había algo que me hacía no poder evitar apostar, con miedo como siempre, pero con decisión por creer en ello.

A pesar de la distancia, seguimos mantiendo el contacto, nos veíamos, compartíamos cosas, viajábamos, hablábamos, aunque poco a poco eso se iba distanciando en el tiempo porque nuestras vidas estaban más ocupadas. 

Nuestra relación se normalizó, estábamos en el lugar que siempre estuvimos, en la distancia que siempre existió pero mucho mejor repartida. Él volvió con su ex, convirtiéndola en su ELLA y yo seguí con mi ÉL, quien me había hecho esperar para poder disfrutar de la mejor y más duradera experiencia de mi vida, para poder pasar el resto de mi vida a su lado y feliz como el primer día. 

Ambos nos alegrábamos por el otro y conseguimos incluso algún encuentro a 4 que no fue del todo mal. Nuestra nueva amistad se desarrolló con la normalidad de cualquier relación de amistad profunda pero separada por varias fronteras. Nos alegrábamos cuando sabíamos del otro, pero ya no había truco ni magia, había humanidad, cariño, amor y buenos deseeos. Todo eso llenó todo el espacio y se disparon absolutamente todas las dudas.

Y así fue nuestro final, sin terminar y con un eterno regalo.    


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Vale, vale, todo está muy bien pero eh! tengo información actualizada.
Dispuesta a terminar este post a medias casi olvidado, semanas después releo todo esto y alucino porque hay cosas que han ocurrido tal cual las escribí, y otras las acabo de reescribir con el hilo del final feliz. Con más datos y nueva y actualizada información, puedo llenarme del valor para terminar este eterno epílogo. 

Actualizo la historia desde donde hoy lo veo...


Pasaron los meses y como siempre, hubo de todo... pensamientos recurrentes, mono de información y contacto, ganas de olvidarlo todo, buscar pastillas que curasen esta enfermedad. Mantuve el tipo bastante bien, volviendo a fingir normalidad ante los demás pero sabiendo que el lazo seguía tirando de mí. Y siguiendo viéndome, literalmente, con él durante los sueños.

Pero cuando menos lo esperaba, otra excusa nos hizo encontrarnos. Fue otra casualidad organizada, esta vez con mayor conciencia de ello.

Un día, harta de esta situación y no resolución interna me desperté con un pensamiento y busqué en Google (mi máximo aliado en momentos de búsqueda interna). Encontré un artículo en el que por primera vez encontré una frase útil... "Cuando se quedan cosas por decir y no se dicen o resuelven antes de terminar una relación, con el tiempo crecen como fantasmas más y más grandes".

Me decidí a escribirle y ser sincera conmigo misma y con él, en un enésimo intento de cerrar esto con paz. Le pedí explicaciones que ni yo misma sabría volver a pedir, le reclamé la explicación que la vida no me estando dando a este final inacabado.

Después de una larga, intensa y real conversación, parecía que las cosas seguirían el mismo modus operandi que otras veces, nos perderíamos de vista e intentaríamos seguir caminando; esta vez en línea recta y no en círculos concéntricos.

El caso es que Él me buscaba, algo dentro de sí no podía evitar dar pequeños toquecitos, pequeños contactos. Pasaron algunos días en blanco en los que yo caminada recto con una sonrisa, llena de optimismo y con nuevos objetivos vitales. Los sueños con él iban desapareciendo y mi sensación de paz cada vez era más y más grande.

Yo me fui dando cuenta de que éramos normales, más normales de lo que pensábamos y sentíamos. Éramos tan tan normales, que quisimos con todas nuestras fuerzas ser especiales y en eso nos convertimos. Sólo necesitábamos cambiar nuestra percepción.

Por mi parte trabajé la aceptación de que ese iba a ser el final de esta historia inacabada, trabajé la aceptación de que sí habría un final y que sería ese. Despedirnos y aceptar que la historia duró lo que duraron nuestras vivencias juntos, pero que no había otro final que esperar, ya estaba todo hecho, terminado y todo era perfecto.

Le recordaba con amor y pureza, podía sentir el amor profundo por él cada vez que quería y pensaba en esa historia, pero mi sonrisa era la de un recuerdo bonito, algo que me ha traído muchas vivencias, pero que ya pasó. Por fin lo podía archivar, nos habíamos convertido en una ruptura normal, una ruptura que estaba en paz y que se recordaba el uno al otro como una de las mejores historias de amor que habíamos vivido en nuestras existencias.

Y así terminó la historia de esta historia, con la aceptación, el bonito recuerdo y nuestras sonrisas al mirarnos el uno al otro dentro de nuestros viejos corazones recordando el final de nuestra última conversación telefónica...

- Y crees que después de todo lo que hemos pasado, esta historia ha merecido la pena? - le pregunté.
- Lo sabes tú a día de hoy, Ire?
- No...
- Pues ya está... no lo podemos saber.



jueves, 27 de marzo de 2014

:: Part VI: pasado reciente - Historia de esta historia ::

"Y llegó, fuera de su cuerpo habitual, pero yo sabía q era ÉL quien me miraba..."

Intentábamos no saltarnos las normas, no entrar en hablar de sentimientos, pero después de muchos meses conteniendo muchas cosas, al final hay una rendija donde acaba saliendo y donde te descubres despidiéndote de él en un mail así: 
ELLA: Mil besitos y... siempre hay uno y mil motivos para darnos las gracias y para compartir así que... GRACIAS de nuevo, sin ninguno motivo concreto pq sería desmerecer al resto de millones de motivos :)
ÉL: Claro que yo tambien siento ese vinculo tan diferente y tan estable (si, a pesar de todo, lo es, y mucho), y a la vez tan cambiante (este vinculo que se disfraza de cualquier cosa para engañarnos y engañar los demas...ainsss)...
Tú lo sabes, y yo lo sé, y a veces sospecho que todos los saben y todos nos hacen la vista gorda y piensan "mejor no hago mucho caso a esto, demasiado rival este vinculo"
En fin !! sabes que también te quiero mucho a ti, que tambien me siento muy identificado contigo y con tus luchas vitales de alma scout, y que me ocurren cientos de cosas al cabo del mes en las que pienso "Irene", de las cuales solo te acabo contando un porcentaje muy pequeño pero que los dos siempre valoramos mucho.
Cualquier dia es bueno para querernos un poquito mas, y no hace falta buscar la razón. 

En fin, es complicado resumir todo lo que nos pasó por dentro esos meses hasta que acabó 2012. Algún pequeño acercamiento en 2013 hizo que yo decidiera no seguir. Sabía que él se estaba forzando a estar distante, le había pasado algo que le había hecho elegir, y además yo estaba de acuerdo... alguna vez tenía que pasar. 

Ojalá me atreviera a compatir todas las tomas de conciencia que ido tomando respecto a esto, y ojalá me atreviera a compartir cómo me siento ahora que todo está en la fase de desaparición indefinidamente...

:: Part V: 2012, ¿normalidad? - Historia de esta historia ::


PART V – 2012, ¿normalidad?

Como lo único a lo que le éramos fieles era al ciclo, lo repetimos.

Nos volvimos a ver por otra casualidad organizada en Madrid. Hubo miradas descodificadoras, algún abrazo duro de terminar, un café y mucha fuerza de voluntad.

La energía había cambiado. Estábamos intentando seguir el guión al pie de la letra para no cagarla de nuevo. habíamos aprendido y no queríamos encariñarnos con la piedra.

Yo di por cerrado el trámite, pero... lo adivináis? él retomó el contacto al más puro estilo WM, canciones, artículos, cosas que compartir que no se nos acabarían ni aunque viviéramos 1000 vidas juntos porque no parábamos de crearlas de forma natural.

Esta etapa de portarnos bien duró unos cuantos meses. Yo quise aprovecharlo para ser honesta conmigo misma y no mentirme. No quería meterme en jardines ni en tríos amorosos, ni tampoco quería engancharme de nuevo a la heroína, así que me agarré al que había sido mi objetivo siempre: no perderle. Nos comportamos lo más limpiamente posible para mantener ese equilibrio. Parte de su entorno (principalmente su novia) no sabían esto, pero yo intenté ser honesta conmigo misma y mi entorno.

Lo recuerdo como un tiempo maravilloso en el que podía tenerlo todo, que ya no tenía ni que fingir ni que luchar conmigo misma; tenía lo bueno de nosotros y desaparecía poco lo malo. Incluso llegó el momento en el que volví a empezar a apostar por el amor tranquilamente y comencé una relación de convivencia. Él, mi nuevo Él, lo sabía todo... sabía que hablábamos (aunque no siempre en qué términos), sabía que era un episodio que aún no había trascendido y que tal vez nunca trascendería, pero le compensaba estar conmigo y yo me sentía en paz por su aprobación.

Pude compaginar esto como una campeona aunque con alguna recaída no tan limpia, ni tan legal. Pero a veces los instintos y las sustancias químicas que se generan al mirarnos a los ojos, no se pueden evitar. Sólo fue un pecado, PERO.

Poco después, en el programa tocaba repetirse el siguiente paso del ciclo: despareció. Esta vez me lo tomé diferente, creo que me reí de ello por lo obvio de nuestro ciclo y lo acepté porque sabía que ese paso llegaría en algún momento. Su no explicación me hizo ver que le había sido imposible mantener nuestra normalidad, con la normalidad de su vida oficial. Comprensible. Hizo lo que tenía que hacer, que era apostar por su vida y dejarse de tonterías eternas...